Arantxa Arcos
La Antigua, Ver.- A centímetros del río La Antigua, cocodrilos de la especie moreletti habitan en una gran manada cuidada y protegida por humanos.
Los reptiles no cazan a sus presas que ronden en las inmediaciones, son vigilados y alimentados para preservar su especie de origen mexicano que hace 13 años estuvo en peligro de extinción.
Sus habitaciones son de concreto, el piso de cemento y en algunos espacios goza de albercas aptas para zambullirse, así como terreno pastoso que simula ser algún pantano aledaño que visitaron, sin permiso, durante el paso del huracán Karl en 2010.
Para llegar a medir más de tres metros de largo pasaron por su proceso natural de reproducción. Su cortejo ocurrió dentro del agua y no duró más de un minuto, pero se efectuó en más de una ocasión o hasta por varios días.
Las hembras buscan el sitio para sembrar los huevos que sufrirán rupturas en no más de tres meses. De la fractura saldrán herederos a continuar con el proceso de conservación custodiado por humanos.
Durante seis meses posteriores a su nacimiento, están en un tipo incubadora para adaptarse a la temperatura de la Unidad de Manejo Ambiental (UMA) ubicada en el municipio de La Antigua, a 15 minutos del puerto de Veracruz.
Al cumplir un año, entran en las habitaciones donde son alimentados con pedazos de pollo crudo. La nueva experiencia de los reptiles involucra que interactúen con humanos; posan para fotografías o por algunos minutos es acariciada su dura y rasposa piel.
La sensación la compararás como si dentro de tu mano presionaras un puño de pequeñas piedras o tocaras por un lapso prolongado arena seca ocupada para la construcción.
Esta piel se convierte en bolsos, zapatos o cinturones. Su muerte es cuidadosa de sufrimiento, a diferencia de gallinas o animales en granjas ultimados sin pudor. El proceso queda a cargo de especialistas que en vida los cuidaron desde que estaban dentro de un huevo.
Los reptiles son veracruzanos por nacer y morir en uno de los cinco sitios existentes en todo el país registrados para la reproducción de esta especie de cocodrilo.
Para llegar al sitio que ofrece dos tipos de recorridos en las viviendas de los reptiles, transitaras no más de dos horas partiendo de Xalapa con destino al puerto de Veracruz, al pasar la caseta de peaje permanecerás en el carril de baja circulación para alcanzar a leer un cartel que da la bienvenida al Huitzilapan o “Colibrí de la Antigua”.
La segunda opción será llegar a La Antigua, metros previos a la caseta de peaje, manejas o desciendes de un autobús y avanzas pasando el arco de bienvenida a este municipio veracruzano.
Admirar el paisaje y degustar la comida típica de la zona servirá de valor a convivir con un reptil que en 2007 fue catalogado como en peligro de extinción.